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Gallos caseros
Gallo de Mos
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Los gallos de Mos y los gallos Rubios comparten los mismos pastos y la misma comida, pero son de razas diferentes.

La carne del gallo de Mos recuerda a la de la caza, y la del Rubio es más suave al paladar.

Nuestros gallos tienen una característica fundamental y es que los sacrificamos con ocho meses (lo habitual es 21 días). El punto de sacrificio está estudiado en base al concepto de que el gallo es maduro sexualmente a partir del sexto mes. Del sexto al noveno mes lo que hacemos es que su musculatura se infiltre de grasas buenas, con lo que conseguimos una carne con una textura suave al paladar. Es en este momento cuando el gallo acelera su madurez sexual, generando una excitación asociada a la testosterona que le obliga a realizar más ejercicio. De ahí sus carnes musculadas y oscuras. Para aportarle colágeno los alimentamos con la berza de toda la vida. Antiguamente no se sabía por qué razón se le daba berza a las aves. Sin embargo, hoy en día hay estudios que demuestran que con su consumo potenciamos los colágenos de manera disparatada. ¿El resultado final? Que carnes duras como la del gallo se conviertan en pura mantequilla.

Este tipo de crianza tiene un punto débil que son los focos de calor. A partir de los 30 grados, las aves empiezan a sufrir. Por este motivo, en Galicia solemos tener explotaciones al lado de ríos o cubiertas con carballeiras para que el confort sea adecuado. De esta manera conseguimos que el animal viva feliz y cómodo, pudiendo así desarrollar todas sus características.

Todo eso, sumado a que el gallo se cría en libertad -con el ejercicio diario que realiza-, hace que obtengamos una carne excepcional. Una carne única que conquista los paladares más exigentes en todo el mundo. Y un gallo muy apreciado por los grandes chefs de nuestro país que lo preparan asado al horno o asado a la parrilla.

¿Quieres los huevos de sus gallinas? Visita la ficha de los huevos de campo, de gallinas de raza autóctona gallega, criadas en libertad y alimentadas con verduras, trigo y maíz.

Ficha técnica

Procedencia: Galicia. 100% raza autóctona gallega (gallo de Mos).
Categoría: gallo de Mos. Criado al aire libre en granjas tradicionales. La base de su alimentación son cereales y verduras cultivados tradicionalmente.
Edad de sacrificio: mínimo 8 meses.
Presentación: gallo limpio sin menudillos. Entero, medio o troceado. Si se pide medio gallo, se envía o con patas o con cabeza.
Envasado: vacío
Alérgenos: no
Producto no compuesto por organismos genéticamente 
Peso del gallo limpio: aproximadamente 4 kg.

Nuestro gallo es una raza autóctona (raza Mos) de origen celta. Aunque estuvo catalogado en peligro de extinción hasta hace 10 años, fue recuperado a partir de unos ejemplares encontrados en unas aldeas de las montañas. El gallo de Mos es una estirpe de crecimiento lento. Y es criado en las preciosas aldeas del interior de Galicia (final del camino de Santiago).

La genética silvestre de la raza de Mos no se adapta al manejo de producciones industriales. Por ello, históricamente su cría se ha realizado en pequeñas explotaciones con métodos muy artesanales: amplios espacios al aire libre para su bienestar (más de 10m2 por animal), alimentación basada en cereales y verduras autóctonas, en fincas colindantes empleando métodos de cultivo tradicionales y respetuosos con el medio. A día de hoy existen unas 20 explotaciones de gallo de Mos en todo el territorio gallego.

Desde 1999 el gallo de Mos es reconocido dentro de la Red Europea de Patrimonio Gastronómico. Una institución que promueve los productos locales y la cocina tradicional.

Puedes conservar el gallo de Mos refrigerado entre 0ºC y 4ºC, durante un máximo de 15 días desde la fecha de envasado.

  • Mantén el gallo protegido del contacto con el aire.
  • Si no sabes cuándo lo vas a consumir, congélalo. Se puede conservar hasta 10 meses en el congelador.
  • Descongela el gallo en la nevera. Así conservará todas sus propiedades de sabor y textura.
  • Saca el gallo de la nevera 2 horas antes de ser cocinado, rompiendo el vacío para que alcance la temperatura ambiente.
  • Prepara un caldo con las patas y cabeza del gallo.
  • Deja macerar el pollo en aceite virgen extra, ajo y especias.
  • Salpimenta al gusto.
  • Seca bien el pollo antes de rebozarlo en harina y séllalo en la sartén. Retíralo en un papel absorbente.
  • En el mismo aceite prepara un sofrito de verduras. Puedes añadir un poco de cognac si quieres.
  • Tritura el sofrito, pasalo por el pasapurés y mézclalo con un poco de caldo.
  • Incorpora el gallo y añade caldo para cubrirlo.
  • Cocínalo 30 minutos por kg.
  • Fríe las patatas e incorpóralas en los últimos 15 minutos de cocción.
  • Lava la tabla de cortar después de haber preparado carne cruda.
  • Acompaña con un buen pan artesano y un vino tinto.
  • La salsa admite multitud de ingredientes de verduras, y también pimentón, especias...
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