Guía Fácil: Cómo Servir Mariscos en la Mesa

Servir mariscos puede ser una tarea apabullante si no sabes por dónde empezar. Sin embargo, siguiendo los consejos de la veterana marisquería Ogrelo, podemos desmenuzar el proceso para que resulte sencillo y agradable. Aquí te contamos todo lo que necesitas saber.

Mariscos Fríos

Empezamos con los mariscos más delicados, las ostras. Sírvelas en su concha, bien frescas. Las ostras son ligeras pero suculentas, perfectas para abrir el apetito. Junto a ellas puedes incluir otro marisco crudo, como almejas finas cuchillo o escupiñas, que van bien con un chorrito de limón. También puedes añadir algún marisco cocido servido ligeramente frío, como la concha fina o las gambas.

Mariscos Cocidos y Calientes

Las gambas y langostinos cocidos son una excelente elección como aperitivo. Comienza por las gambas y luego pasa a los langostinos. Algunos prefieren sumergir estos mariscos en agua con hielo para cortar la cocción y mantener su tersura y firmeza, mientras que otros los disfrutan con un punto de temperatura.

Los percebes, en cambio, deben consumirse calientes sí o sí.

También puedes ofrecer mariscos de concha como las almejas y mejillones calientes. Hervidos al vapor con un toque de vino blanco, estos mariscos introducen sabores más complejos sin ser demasiado pesados. Añade un poco de ajo y perejil para un acabado perfecto y sirve bien calientes.

Mariscos Grandes

A continuación, subimos la intensidad con crustáceos más grandes como nécoras, bueyes de mar o centollas. Estos mariscos, al ser más sustanciosos, requieren un poco más de trabajo para disfrutar completamente de su carne jugosa. Debes trocear los crustáceos grandes en la cocina y servirlos en una fuente, y poner una cuchara grande en el caparazón.

Si seguimos un orden de intensidad, comenzaríamos con el buey, seguiríamos con la nécora, la centolla hembra y terminaríamos con la centolla macho.

Mariscos a la Plancha

A partir de aquí, la comida entra en una fase más robusta con mariscos a la plancha como vieiras, volandeiras, zamburiñas, berberechos, cigalas y carabineros. Su carne tierna y dulce se presta a preparaciones sencillas a la plancha, parrilla o al horno, con un toque de aceite de oliva y sal marina para realzar su sabor.

Un truco para evitar tener que estar yendo a la cocina continuamente es marcarlos a la plancha sin cocinarlos completamente y, justo antes de servirlos, meterlos en el horno a 180 grados durante 3 minutos. De esta forma, mantienen el sabor de la plancha y evitas estar en los fogones durante la comida.

El Marisco Fuerte

Finalmente, llegamos a los platos fuertes: la langosta y el bogavante. Estos mariscos imponentes son el clímax de la velada. Puedes prepararlos cocidos o a la parrilla y traerlos ya trinchados de la cocina, con la carne de las pinzas servida aparte.

En este punto, la presentación lo es todo: asegúrate de que cada detalle, desde la disposición de las tenazas hasta el brillo de los caparazones, esté perfectamente cuidado.

Nota: La idea no es, por supuesto, que presentes todos los mariscos que te comentamos, sino que elijas los que más te gusten y que consideres las cantidades, pues la comida sigue.

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